La provincia de Valencia ha sido golpeada por un devastador episodio de Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA), con un saldo inicial de al menos 140 fallecidos, según el primer balance de víctimas emitido por el Centro de Coordinación de Emergencias de la Generalitat Valenciana. La cifra, aún provisional, se conoció tras la activación del Procedimiento de Múltiples Víctimas, que ha recolectado datos a través de los diferentes cuerpos de seguridad y servicios de emergencia desde última hora del martes.
El fenómeno, calificado por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) como la gota fría “más adversa” registrada en la región en este siglo, ha dejado un impacto similar al de temporales históricos como el de octubre de 1982, conocido como la pantanada de Tous, y el de noviembre de 1987. En ambos casos, las lluvias torrenciales causaron severos daños y pérdidas humanas en diversas comarcas del sur de la provincia.

En un análisis preliminar compartido en la red social X, Aemet indicó que el episodio de lluvias intensas de 2024 presenta diferencias climatológicas significativas en comparación con otros eventos catastróficos. En este caso, la DANA ha descargado su furia en áreas específicas de la provincia de Valencia, superando incluso los registros de precipitación de septiembre de 2019. “Habrá tiempo para hacer una valoración más profunda”, señalaron desde la agencia, destacando la singularidad y gravedad de este temporal.
Históricamente, Valencia ha enfrentado episodios de lluvias intensas que han dejado huella en la memoria colectiva y en la infraestructura de la región. La pantanada de Tous, ocurrida en octubre de 1982, se desató en la zona de la Muela de Cortes y el margen derecho del río Júcar, mientras que en noviembre de 1987 otro temporal afectó a áreas como La Safor, Vall d’Albaida y La Ribera. Estos fenómenos quedaron marcados como desastres de gran magnitud, solo comparables a las actuales precipitaciones catastróficas.
En un recuento de episodios más recientes, Aemet recordó la gota fría de octubre de 2000, que, si bien acumuló un volumen significativo de precipitaciones, no alcanzó los niveles de impacto de los fenómenos de 1982, 1987 y el de 2024. Este último ha demostrado ser uno de los temporales más históricos de la Comunidad Valenciana, poniendo a prueba la resiliencia y capacidad de respuesta de las autoridades y la población.

Las tareas de levantamiento de cuerpos y de identificación de las víctimas han comenzado, mientras que las autoridades esperan que las condiciones meteorológicas mejoren para facilitar las labores de rescate y asistencia en las zonas más afectadas.
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